¿Es la pasión un anhelo o un deseo profundo? Para mí, es ambas cosas. Este descubrimiento llegó cuando mi esposo, en una conversación, me recordó lo valiosa que soy como gerente y me animó a redirigir mi camino. La pasión que siento por servir y simplificar lo complejo se ha convertido en mi mayor desafío.
A veces me pregunto si es malo tener un capricho, ese deseo ardiente de alcanzar algo y esforzarme al máximo para lograrlo. En mi experiencia, no lo es; de hecho, es lo que me impulsa a seguir adelante, incluso frente a grandes obstáculos. La pasión por lo que hago es fundamental, pero sin ese «capricho» de seguir creciendo como productora de eventos sociales y corporativos, sería fácil rendirme ante la desmotivación.
Esa combinación de pasión y determinación me hace resiliente y me motiva a seguir adelante en este emocionante viaje.